"No queremos persuadirnos de que nuestra alma necesita el sufrimiento; de que la cruz debe ser nuestro pan de cada día.


Igual que el cuerpo necesita alimentarse, así el alma necesita día tras día de la cruz, para purificarse y separarse de las criaturas.
No queremos comprender que Dios no quiere, no puede salvarnos ni santificarnos sin la cruz, y que cuanto más atrae a un alma hacia sí, más la purifica por medio de la cruz"