Evangelio según San Marcos 4,26-34.
Y decía: "El Reino de Dios es como un hombre que echa la semilla en la tierra:


sea que duerma o se levante, de noche y de día, la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo.
La tierra por sí misma produce primero un tallo, luego una espiga, y al fin grano abundante en la espiga.
Cuando el fruto está a punto, él aplica en seguida la hoz, porque ha llegado el tiempo de la cosecha".
También decía: "¿Con qué podríamos comparar el Reino de Dios? ¿Qué parábola nos servirá para representarlo?
Se parece a un grano de mostaza. Cuando se la siembra, es la más pequeña de todas las semillas de la tierra,
pero, una vez sembrada, crece y llega a ser la más grande de todas las hortalizas, y extiende tanto sus ramas que los pájaros del cielo se cobijan a su sombra".
Y con muchas parábolas como estas les anunciaba la Palabra, en la medida en que ellos podían comprender.
No les hablaba sino en parábolas, pero a sus propios discípulos, en privado, les explicaba todo.

Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.

San Ambrosio (c. 340-397)
obispo de Milán y doctor de la Iglesia
Comentario al evangelio de Lucas, VII, 179-182; SC 52

Cristo sembrado en tierra
En un jardín Cristo fue arrestado y sepultado; creció en este jardín, y en el mismo resucitó. Y así llegó a ser un árbol... Entonces, sembrad a Cristo en vuestro jardín... Con Cristo, muele la semilla de mostaza, apriétela y siembre la fe. La fe se prensa cuando creemos en Cristo crucificado. Pablo prensó la fe cuando decía: "No he venido a anunciar el misterio de Dios con el prestigio del lenguaje humano o de la sabiduría."
«Entre vosotros, no he querido conocer a otro más que a Jesucristo, el Mesías crucificado " (1Co 2,1-2)... Entonces sembramos la fe, cuando según el Evangelio o las lecturas de los apóstoles y de los profetas creemos en la Pasión del Señor; sembramos la fe cuando la cubrimos, en cierto modo, de terreno arado y mullido, de la carne del Señor... Quienquiera que crea que el Hijo de Dios se ha hecho hombre, crea que murió por nosotros y crea que ha resucitado por nosotros. Siembro pues la fe, cuando planto la sepultura de Cristo en medio de mi jardín.
¿Sabéis que Cristo es una semilla y que es Él quién es sembrado? "Mientras el grano de trigo no caiga en tierra y muera, permanece infecundo; pero si muere, da mucho fruto" (Jn 12,24)... Es Cristo mismo el que lo dice. Pues es a la vez grano de trigo, porque Él "fortifica el corazón del hombre" (Sal. 103,15), y semilla de mostaza, porque reanima el corazón del hombre... Es grano de trigo en cuanto a su resurrección, porque la palabra de Dios y la prueba de su resurrección alimentan las almas, aumentan la esperanza, consolidan el amor - porque Cristo es "el pan de Dios bajado por el cielo" (Jn 6,33). Y es semilla de mostaza, porque qué hay más amargo y agrio que hablar de la Pasión del Señor.